“Un gran Profeta ha surgido ente nosotros. Dios
ha visitado a su pueblo”
5 DE
JUNIO
X DOMINGO
DEL TIEMPO ORDINARIO
1ª
Lectura: 1 Reyes 17,17-24
“Mira, tu
hijo está vivo”
Salmo 29:
Te ensalzaré, Señor porque me has librado.
2ª
Lectura: Gálatas 1,11-19
“Lo que
os he transmitido no es de origen humano; yo lo he recibido po revelación de
Jesucristo”
EVANGELIO
DEL DÍA
Lucas
7,11-17
“En aquel tiempo, iba Jesús camino de
una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se
acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto,
hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la
acompañaban. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: “No llores”. Se
acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon)y dijo: “¡Muchacho, a
ti te lo digo, levantaste!”. El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús
se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo:
“Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo”. La noticia
del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.”
Versión para América Latina, extraída de la Biblia del
Pueblo de Dios
Jesús se dirigió a una ciudad llamada
Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.
Justamente cuando se acercaba a la
puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al
hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.
Al verla, el Señor se conmovió y
dijo: “No llores”.
Después se acercó y tocó el féretro.
Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: “Joven, yo te lo ordeno, levánte”.
El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su
madre.
Todos quedaron sobrecogido de temor y
alababan a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y
Dios ha visitado a su Pueblo”.
REFLEXIÓN
Lucas nos pone ante lo
que podemos llamar un “caso límite”, un caso que rebasa lo normalmente doloroso
entre los hombres, un caso que pone al descubierto la tremenda situación de una
humanidad o de una parte de ella que, parece abandonada de la mano de Dios.
No sólo se trata de un
niño que ha muerto, o mejor de un joven, sino también de una mujer que habiendo
perdido ya a su marido, ahora se encuentra con el drama de perder a su hijo,
que por ser único hijo, la sumía en el más total abandono.
No olvidemos, que el
episodio es narrado por Lucas, el evangelista que más enfatiza el carácter
liberador de Jesucristo sobre todo hacia las clases sociales más maginadas. Y
es también Lucas el que subraya la acción de Jesús a favor de las mujeres que,
en aquella época, formaban una verdadera clase social desprovista de todo
derecho.
Aquí no hay petición de
la mujer a Jesús, es él el que detiene el cortejo fúnebre, el que se compadece
de la mujer, y el que devuelve la vida al joven al conjuro de su “palabra”, esa
palabra que en su boca “se hace verdad”. Bien lo subraya Lucas: “A ti te lo
digo, muchacho: ¡Levántate! ”Y el joven se levantó y fue devuelto a su madre.
Y aquel acontecimiento, sIgué
subrayando Lucas, se transformó en “evangelio”, en buena noticia que se desparramó
por los pueblos vecinos de la llanura de galilea y por toda Judea.
Es la buena noticia del
Reino de Dios ya hecho presente en medio de los hombres: la humanidad
desamparada es invitada a revivir en el aquí y ahora de la historia. Es éste
otro importante elemento de este evangelio-consolador: Jesús no es sólo promesa
de vida futura, sino que es la actualización de la vida en el aquí y ahora de
cada hombre. El Reino de Dios se hace presente en el espacio humano y en el
tiempo humano. Es un Reino redactado en tiempo presente: “No llores”, se le
dice a la madre; “levántate”, ss le ordena al hijo.
Y Por tratarse de un
evangelio que actualiza la vida, en el espacio y en el tiempo presentes de cada
bimbre, es un evangelio que compromete a los cristianos y a la Iglesia en
general de este aquí y de este ahora que es el nuestro.
ENTRA EN TU INTERIOR
EL
SUFRIMIENTO HA DE SER TOMADO EN SERIO
Jesús llega a Naín cuando en la pequeña aldea se está viviendo un hecho
muy triste. Jesús viene del camino, acompañado de sus discípulos y de un gran
gentío. De la aldea sale un cortejo fúnebre camino del cementerio. Una madre
viuda, acompañada por sus vecinos, lleva a enterrar a su único hijo.
En pocas palabras, Lucas nos ha descrito la trágica situación de la
mujer. Es una viuda, sin esposo que la cuide y proteja en aquella sociedad
controlada por los varones. Le quedaba solo un hijo, pero también éste acaba de
morir. La mujer no dice nada. Solo llora su dolor. ¿Qué será de ella?
El encuentro ha sido inesperado. Jesús venía a anunciar también en Naín
la Buena Noticia de Dios. ¿Cuál será su reacción? Según el relato, “el Señor la
miró, se conmovió y le dijo: No llores”. Es difícil describir mejor al Profeta
de la compasión de Dios.
No conoce a la mujer, pero la mira detenidamente. Capta su dolor y
soledad, y se conmueve hasta las entrañas. El abatimiento de aquella mujer le
llega hasta dentro. Su reacción es inmediata: “No llores”. Jesús no puede ver a
nadie llorando. Necesita intervenir.
No lo piensa dos veces. Se acerca al féretro, detiene el entierro y dice
al muerto: “Muchacho, a ti te lo digo, levántate”. Cuando el joven se
reincorpora y comienza a hablar, Jesús “lo entrega a su madre” para que deje de
llorar. De nuevo están juntos. La madre ya no estará sola.
Todo parece sencillo. El relato no insiste en el aspecto prodigioso de lo
que acaba de hacer Jesús. Invita a sus lectores a que vean en él la revelación
de Dios como Misterio de compasión y Fuerza de vida, capaz de salvar incluso de
la muerte. Es la compasión de Dios la que hace a Jesús tan sensible al
sufrimiento de la gente.
En la Iglesia hemos de recuperar cuanto antes la compasión como el estilo
de vida propio de los seguidores de Jesús. La hemos de rescatar de una
concepción sentimental y moralizante que la ha desprestigiado. La compasión que
exige justicia es el gran mandato de Jesús: “Sed compasivos como vuestro Padre
es compasivo”.
Esta compasión es hoy más necesaria que nunca. Desde los centros de
poder, todo se tiene en cuenta antes que el sufrimiento de las víctimas. Se
funciona como si no hubiera dolientes ni perdedores. Desde las comunidades de
Jesús se tiene que escuchar un grito de indignación absoluta: el sufrimiento de
los inocentes ha de ser tomado en serio; no puede ser aceptado socialmente como
algo normal pues es inaceptable para Dios. Él no quiere ver a nadie llorando
José Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR
Como Jesús, los cristianos debemos tomar la iniciativa en favor de los
que yacen bajo la muerte, y no solo contentaros con seguir detrás del carro de
la historia, adoptando ciertas psudoposturas más o menos humanitarias cuando no
tenemos más remedio y cuando las circunstancias nos obligan irremisiblemente a
ello, algo así como las grandes potencias colonialistas que se ven obligadas
adoptar posturas más liberales cuando se dan cuenta de que, de no hacerlo, su
pérdida sería total e irremediable.
Lo importante es que,
aleccionados por el Espíritu, descubramos en nuestro aquí y ahora esa humanidad
doble o triple abandonada, humanidad para quien en primer lugar se anuncia el
evangelio de la liberación y por quien la Iglesia ha de jugárselo todo por
propia iniciativa, que le viene de su compromiso de fe.
ORACIÓN
Hoy se nos ha invitado a no llorar sobre nuestras desgracias, pues no es
hora de llantos sino de una decidida acción por resolver los problemas con la
fuerza y en nombre de Dios. Levantémonos y transformemos las palabras del
evangelio de hoy en vida para nosotros y para nuestros hermanos.
Levanta, Señor, a esta
como munidad a fin de que resucitando a una vida nueva, seamos signos de tu
presencia salvadora en el mundo.
Expliquemos
el Evangelio a los niños.
Imagen de
Fano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario